La batalla de Leipzig, 16 al 19 de octubre de 1813, también llamada la "Batalla de las Naciones", fue el mayor enfrentamiento armado de todas las Guerras Napoleónicas y la batalla más importante perdida por Napoleón Bonaparte.

Para Napoleón, la campaña de 1813 empezó con los mejores auspicios. El 2 de mayo vencía a los ejércitos ruso y prusiano en Gross-Górschen, cerca de Leipzig, y semanas después lograba una nueva victoria en Bautzen, en Silesia.

En la primera mitad de 1813. Prusia promovió una sacudida sensacional al sublevarse contra Napoleón. En marzo, el rey Federico Guillermo se unió a Rusia, declaró la guerra a Francia publicó su célebre proclama: "A mi pueblo", redactada a pesar suyo.

El 16 de octubre comenzó la verdadera batalla con la llegada de refuerzos austríacos y rusos. Bonaparte no consiguió conseguir efectivos para un contraataque definitivo por lo que la lucha se estancó, y ambos bandos desplegaron artillería pesada, creando muchas bajas entre la infantería.

La batalla de Leipzig es uno de los hechos bélicos más emblemáticos y trascendentales de la historia de Europa, un enfrentamiento titánico entre ejércitos de dimensiones nunca antes vistas, que encuadraban soldados de prácticamente todos los rincones del Viejo Continente y que durante tres días combatieron con denuedo.

A la par que Napoleón se jugaba el futuro de la hegemonía francesa en Europa central, se plantaba la semilla, regada con sangre, de la futura nación alemana.

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