La construcción del puente de Brooklyn fue un hito importante en la historia de la ingeniería civil y la infraestructura de transporte en los Estados Unidos, pero también puso de relieve los peligros y los riesgos de la construcción de grandes proyectos de ingeniería.

Durante la construcción del puente de Brooklyn a finales del siglo XIX, los obreros que trabajaban en el proyecto sufrieron de una enfermedad conocida como enfermedad del Caisson o enfermedad por descompresión. Esta enfermedad es causada por la exposición prolongada a la presión atmosférica aumentada, que se produce cuando se trabaja en ambientes cerrados y comprimidos, como los compartimentos subacuáticos utilizados en la construcción del puente.

Los síntomas de la enfermedad del caisson incluyen dolor en las articulaciones, debilidad muscular, mareo, dificultad para respirar y náuseas. En casos graves, la enfermedad puede causar convulsiones, parálisis e incluso la muerte.

La primera vez que se observó este proceso fue en 1839, y pronto fue conocido entre los buzos y los trabajadores que debían permanecer durante periodos prolongados en cámaras de aire comprimido. Los síntomas aparecían cuando volvían a las condiciones atmosféricas habituales. La única medida terapéutica que se conocía consistía en devolver a la víctima a una cámara de alta presión, e iniciar la descompresión de manera lenta y progresiva.

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