El fin de la dominación romana en Gran Bretaña es el período durante el cual el Imperio Romano terminó su ocupación de la provincia romana de Britania. Puede decirse que el proceso tuvo lugar entre los años 383 y 410, durante el mandato de Honorio.

Según algunos historiadores, cuando el emperador recibió la solicitud de ayuda militar para Britania en el año 410, contestó que los romano-britanos deberían ocuparse a partir de entonces de su propia defensa, lo que posteriormente ha sido considerado como el fin de la presencia romana en Britania.

Honorio (384-423), hijo de Teodosio I, fue nombrado emperador en el año 393, cuando solo contaba con seis años de edad. Con Honorio se inician ochenta años de patética supervivencia del Imperio de Occidente, debilitado por los ataques de los bárbaros.

Su gobierno estuvo caracterizado en principio, por confiar su regencia en manos de Estilicón, un general de origen vándalo que pronto hizo recelar a la corte y a los círculos de confianza del emperador. Finalmente, Estilicón fue asesinado, con la aquiescencia de Honorio, en una conjura senatorial contra su política de integración de los germanos y sus supuestos planes para usurpar la Corona imperial (408).

Una segunda característica fue el continuo conflicto en Hispania, la Galia y Britania, principalmente.

El acontecimiento más notable de su reinado fue el asalto y saqueo de Roma ocurrido el 24 de agosto de 410 por los visigodos bajo el mando de Alarico.

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