El uranio es un elemento químico metálico de color plateado-grisáceo de la serie de los actínidos, su símbolo químico es U.

Se origina de forma natural durante las explosiones de las supernovas. Con 92 protones, es el elemento de mayor peso atómico que se encuentra en la naturaleza, y su núcleo puede descomponerse, emitiendo partículas alfa (uniones de dos neutrones y dos protones). En contacto con el aire pierde su brillo y si está finamente dividido, estalla en llamas.

Es levemente radiactivo, sin embargo, durante el siglo XIX no era considerado peligroso y se utilizaba como pigmento para colorear cerámica y vidrio.

En 1896, Henri Becquerel descubrió que al colocar sales de uranio sobre una placa fotográfica, esta se ennegrecía a causa de la radiación emitida por las sales de uranio. Dicha radiación atravesaba papeles negros y sustancias opacas. Marie Curie, dedicó su tesis doctoral al estudio de esa radiación y sus efectos acuñando el término “radioactividad”.

Cada vez que un elemento inestable como el uranio desprende una partícula se transforma en otro elemento. Este fenómeno se conoce con el nombre de decaimiento. El uranio decae pasando por el torio y el protoactinio hasta que se transforma en un estable núcleo de plomo.

Fue descubierto como óxido en 1789 por M. H. Klaproth que lo llamó así en el honor del planeta Urano que acababa de ser descubierto en 1781. Cincuenta y dos años más tarde, Eugène Melchior Peligot logró aislar el elemento.

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