María Antonieta tenía solo 14 años cuando se casó con Luis-Augusto, de 15 años, el futuro Luis XVI.

Para sellar la nueva alianza entre los antiguos enemigos de Austria, que había sido forjada por la Guerra de los Siete Años, los monarcas austríacos ofrecieron la mano de su hija menor al heredero aparente del trono francés, el delfín Louis-Auguste.

El 7 de mayo de 1770, la novia real de 14 años fue entregada a los franceses en una isla en medio del río Rin, y una gran procesión escoltó a la archiduquesa al Palacio de Versalles.

El día después de que María Antonieta conoció al futuro rey de Francia de 15 años, los dos se casaron en una lujosa ceremonia de palacio.

La boda real se celebró en la Capilla Real del Palacio de Versalles, oficiada por el arzobispo de Reims, gran limosnero del Rey. Luego vienen las fiestas. Primero un banquete, y, al día siguiente, en la Ópera Real, la representación de una tragedia lírica por el gran Lully.

Las celebraciones duraron hasta el 14 de julio de 1770, y costaron la considerable suma de 2 millones de libras. Como detalle y testimonio perdurable del enlace el rey Luis XVI ordenó la acuñación de una moneda de plata con las imagenes del enlace.

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