Comúnmente se denomina mariposa a cualquier lepidóptero, ya sean mariposas diurnas (Ropalóceros) o polillas —mariposas nocturnas— (Heteróceros) o mariposas muy pequeñas (Microlepidópteros).​ Son mucho más comunes las polillas, que representan un 90% de las más de 170 000 especies conocidas.

Polillas y mariposas tienen un ciclo de vida semejante: del huevo eclosiona una larva que luego se convierte en pupa y esta, después de un tiempo, da lugar una mariposa o polilla adulta. Pueden lucir muy similares; sin embargo, hay muchas diferencias conductuales y físicas entre ellas.

Una de las principales diferencias es su hábito. Las mariposas se encuentran activas durante el día y, por lo general, las polillas vuelan y buscan alimento durante la noche, les atrae la luz y pueden volar en línea recta hacia ella.

Es importante aclarar, que no siempre es así; algunas especies de polillas se alimentan durante el día.

Otra diferencia muy llamativa está en sus colores. Las mariposas tienen colores vibrantes y atractivos, importantes al momento de reproducirse. Las polillas, por otro lado, son de colores opacos, con excepción de algunas especies de polillas venenosas; de esta forma, se camuflan para evitar a los depredadores nocturnos.

Además, las polillas son, generalmente, peludas y gordas, mientras que las mariposas son delgadas y lisas.

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