El titanio es un elemento químico de símbolo Ti y número atómico 22 que se sitúa en el grupo 4 de la tabla periódica de los elementos. Es un metal de transición de color gris, baja densidad y gran dureza. Es muy resistente a la corrosión por agua del mar y cloro.

Fue descubierto independientemente en 1791 por William Gregor y en 1795 por Martin Heinrich Klaproth, que lo nombró «titanio» por los titanes de la mitología griega. Abunda en depósitos de minerales, principalmente en forma de óxidos como el rutilo y la ilmenita, ampliamente distribuidos en la corteza terrestre y la litosfera.

El compuesto más común es el dióxido de titanio, utilizado para la fotocatálisis y la fabricación de pigmentos de color blanco.​ Otros compuestos habituales incluyen el tetracloruro de titanio (TiCl4), un componente catalizador, y el tricloruro de titanio (TiCl3), catalizador en la producción de polipropileno.

En estado puro, presenta una elevada resistencia a la corrosión y la mayor proporción de dureza-densidad de todos los elementos metálicos.​ El titanio es tan fuerte como algunos aceros, pero su densidad es menor.​

Puede formar aleaciones con el hierro, el aluminio, el vanadio y el molibdeno, idóneas por sus propiedades de ligereza y resistencia para la construcción de maquinaria para aplicaciones aeroespaciales, motores de reacción y naves espaciales; para prótesis médicas e implantes ortopédicos, instrumentos e implantes dentales, aparatos deportivos y joyería.

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