Las mareas se producen principalmente por las fuerzas de atracción gravitatoria que ejercen el Sol y la Luna sobre la Tierra.

Básicamente existen dos tipos de mareas: solares y lunares. Ambas consisten en una variación del nivel del mar que oscila entre marea alta o pleamar y marea baja o bajamar, siendo la primera el máximo nivel y la segunda el más bajo.

El fenómeno de las mareas es conocido desde la antigüedad. Al parecer, Piteas (siglo IV a. C.) fue el primero en señalar la relación entre la amplitud de la marea y las fases de la Luna, así como su periodicidad. Plinio el Viejo (23-79) en su Naturalis Historia describe correctamente el fenómeno y piensa que la marea está relacionada con la Luna y el Sol. Mucho más tarde, Bacon, Kepler y otros trataron de explicar ese fenómeno, admitiendo la atracción de la Luna y del Sol. Pero fue Isaac Newton en su obra Philosophiae Naturalis Principia Mathematica («Principios matemáticos de la Filosofía Natural», 1687) quien dio la explicación de las mareas aceptada actualmente. Más tarde, Pierre-Simon Laplace (1749-1827) y otros científicos ampliaron el estudio de las mareas desde un punto de vista dinámico.

La amplitud de las mareas en alta mar suele ser menor que 1 metro. En cambio, cerca de las costas la amplitud es generalmente mayor y en algunos casos alcanza o sobrepasa los 10 metros, como es el caso de la célebre bahía del Monte Saint-Michel.

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