Cuando jugamos cartas, usualmente los juegos contienen cuatro "pintas" distinguidas por figuras de color negro y rojo. El rey de corazones suele llamarse el "rey suicida" porque en la imagen de la carta se ve un rey sosteniendo una espada.

Los juegos de cartas arribaron a Europa a finales del siglo XIV y originalmente, el rey de corazones no aparecía sosteniendo una espada sino un hacha. A medida que pasó el tiempo ésta fue cambiada por una espada. Esto dependía del lugar de Europa donde se produjeran. En el siglo XVI se estandarizaron las pintas de picas, corazones, diamantes y tréboles que representaban a cuatro reyes respectivamente: el Rey David (Israel), el Rey Alexander el Grande, el Rey Carlomagno (Francia) y el Rey Cesar Augustos (Roma). Fue a finales del siglo XVIII que la representación de estos reyes dejó de ser importante, aunque se conservaron las denominaciones antes mencionadas para completar el juego de 52 cartas.

Las cartas siempre han representado uno de los juegos más representativos a nivel general, pues no distinguen clase social. Durante la Edad Media era común ver a las personas jugar a las cartas en las tabernas, aunque también en el ejército fue un juego popular.

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