Las pteridofitas son plantas vasculares perennes, sin crecimiento secundario y que no generan semillas durante sus ciclos vitales, sino que se reproducen mediante esporas.

Las esporas se definen como cuerpos microscópicos unicelulares o pluricelulares formados con el objetivo de permitir una dispersión y supervivencia durante mucho tiempo. Las esporas consiguen germinar y desarrollarse muy bien en climas con elevada humedad.

Se las conoce también como criptógamas vasculares o helechos. Crecen y se desarrollan en climas tropicales (donde alcanzan portes de palmera), templados (con portes más herbáceos), húmedos o, incluso, algunas en zonas áridas. Además, existen algunas subespecies acuáticas o semiacúaticas, aunque ninguna se desarrolla en aguas saladas.

La mayor importancia de este grupo de plantas es que son a menudo usadas tanto para consumo humano como por sus efectos decorativos y ornamentales, como por ejemplo los helechos y las plantas jóvenes. Además, algunos ejemplares son usados para fines medicinales o terapéuticos, como es el caso de la cola de caballo.

Son plantas perennes sin desarrollo secundario. Tienen verdaderas raices, tallos y hojas. El tallo no es leñoso, puede prolongarse hasta debajo de la tierra a modo de rizoma y de él emergen las hojas de tamaño grande que cuando son jóvenes permanecen enrolladas en sí mismas.

Tuvieron su origen en el periodo Devónico donde formaron bosques de donde proceden los actuales depósitos de carbón.

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