El pasado año 2012 marcaba el retorno del agente 007 a la gran pantalla con el estreno de Skyfall (titulada "007: Operación Skyfall" en Hispanoamérica), protagonizada nuevamente por el actor Daniel Craig. Pero los verdaderos aficionados a la saga tenían una motivación aún más importante, volver a ver el coche Bond más mítico, el Aston Martin DB5 plateado.

Este vehículo hizo su primera aparición en la ya lejana Goldfinger, película de 1964 protagonizada por Sean Connery. En aquellos momentos Aston Martin estrenaba el DB5, y aunque en la novela original se hablaba de que Bond conducía un DB Mark III, la marca decidió que nada ayudaría más a aumentar las ventas de su deportivo que ponerlo en manos del agente especial más famoso.

Casi 50 años después los productores de Skyfall creyeron que era un gran momento de realizar un homenaje al vehículo original y darle una segunda juventud. Así que los 382 caballos de potencia, 228 km/h de velocidad máxima y una agilidad a prueba de las más complicadas escenas se volvieron a poner al servicio del agente especial, quien aprovecha en la película las ventajas de un coche clásico que no puede ser rastreado por los enemigos.

A día de hoy el DB5 original es una pieza de museo que puede ser catalogado como uno de los vehículos más caros y codiciados del mundo.

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