Milutin Milankovitch (1879 –1958) inició su carrera calculando y diseñando estructuras; en 1909 aceptó la cátedra de matemática aplicada en la Universidad de Belgrado, y se dedicó a desentrañar las matemáticas que gobiernan el mundo.

Su campo fue el clima, un ámbito en el que en su época apenas se aplicaba algo de física básica y cálculo elemental. Sin nada parecido a un ordenador o siquiera una calculadora, comenzó a desarrollar complejos modelos matemáticos que relacionaban la variación orbital de la Tierra con la distribución y estacionalidad de la irradiación solar, capaces de predecir la temperatura en una latitud concreta; ya sea hoy o hace medio millón de años.

Los ciclos orbitales o ciclos de Milankovitch son 3: precesión, oblicuidad y excentricidad. Estos movimientos imperceptibles se suman a los ya conocidos de rotación y traslación del planeta sobre sí mismo y alrededor del Sol, respectivamente.

El planeta Tierra no es homogéneo, los cambios varían a lo largo del tiempo debido a las interacciones gravitatorias entre los objetos del Sistema Solar.

Debido a estos ciclos el clima global terrestre varía a lo largo de los milenios. Ahora nos encontramos en una excentricidad decreciente, con una oblicuidad media, y la precesión hace que el hemisferio norte esté inclinado hacia el Sol, cuando la Tierra está en su máximo alejamiento (afelio), y al contrario, lo que suaviza tanto las temperaturas estivales como las invernales en las latitudes septentrionales.

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