El caparazón de la tortuga constituye uno de los elementos que más llama la atención. Sin duda alguna, es su parte más distintiva y lo que las protege del ataque de los depredadores. El caparazón de la tortuga está hecho de placas de huesos que a su vez están cubiertas de escamas que le dan esa textura y apariencia de rigidez. Específicamente la parte dorsal se denomina espaldar y el ventral se conoce como plastrón, ambos unidos mediante estructuras óseas llamadas puentes.

La parte interna del caparazón está unido a la columna vertebral y a las costillas, cuestiones que limitan el movimiento de la tortuga. En otras palabras, el caparazón viene siendo la prolongación de la caja torácica.

Por otro lado, es importante destacar que, así como hay miles de especies de tortugas, también hay diferentes tipos de caparazones. El caparazón puede variar mucho entre las diversas especies de tortugas. Hay incluso tortugas con un caparazón más flexible conocidas como tortugas de caparazón suave.

Por ejemplo, el caparazón de una tortuga marina, es decir que solo sale del agua cuando se dispone a anidar, es hidrodinámico, ancho por delante y estrecho por atrás, lo que las convierte en animales de torpe andar. Por su parte, las tortugas terrestres no deben desarrollar las condiciones para nadar, motivo que hace que su caparazón sea abombado.

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