El perro doméstico (Canis Lupus Familiaris) es un animal mamífero, carnívoro, de la familia canis, subespecie del lobo (Canis Lupus). Dependiendo de su raza, tiene tamaño, forma y pelaje muy variables. En 2001, se estimaba que había cuatrocientos millones de perros en el mundo.

Posee un oído y olfato muy desarrollados, siendo este último su principal órgano sensorial. Su longevidad media es de unos trece a quince años, aunque las razas pequeñas pueden alcanzar hasta veinte años o más, mientras que las razas gigantes solo viven nueve o diez años. Son capaces de interpretar las emociones que refleja nuestra cara. Pueden detectar si estamos alegres, enfadados o tristes y empatizar con nosotros en base a lo que ven.

El hocico de cada perro es el equivalente a las huellas dactilares en los humanos. Incluso la policía ha llegado a identificar hocicos de los perros para resolver crímenes en los que el acusado había estado en el lugar de los hechos junto a su perro.

El perro doméstico proviene de un ancestro o grupo ancestral común que data de hace aproximadamente 30000 años y desde entonces se ha extendido a todas partes del mundo. Los primeros restos fósiles de perros enterrados junto con humanos fueron encontrados en Israel y datan de hace unos 12000 años.​ Desde entonces, los perros y los humanos han evolucionado conjuntamente, tanto en las culturas africanas y euroasiáticas, como en las que poblaron América y se mantuvieron sin contacto con aquellas hasta el siglo XV.

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