Un equipo de arqueólogos descubrió en 2018, en el yacimiento de Gjellestad, en el sureste de Noruega, un barco vikingo que fue enterrado allí siglos atrás.

Fue hallado gracias al estudio del terreno con un radar de penetración terrestre (GPR).

Junto al barco también fueron enterrados una sala de banquetes y lo que parece ser un santuario de culto.

Los investigadores descubrieron el barco enterrado al norte de un gran montículo de la Edad del Hierro excavado previamente, Jell Mound, que data de hace unos 1.500 años.

La datación por radio carbono reveló que el barco fue enterrado cientos de años después, probablemente alrededor del siglo IX.

En 2017, un adorno de oro encontrado cerca del Jell Mound ya hizo pensar a los arqueólogos que Gjellestad era un sitio de cierta importancia, puesto que colgantes como estos a menudo se incluían en los entierros de mujeres de alto estatus durante la Edad del Hierro, entre el año 1 d.C. al 400 d.C.

El entierro del barco era importante para la élite, una forma de exhibir su estatus a través de rituales de entierro lujosos y cuidadosamente planificados.

Los entierros vikingos de barcos que miden menos de 12 m son comunes, pero encontrar un barco tan grande (20 m de longitud) es excepcional.

Las últimas excavaciones de grandes barcos vikingos tuvieron lugar hace más de un siglo, a finales del siglo XIX y principios del XX.

Las excavaciones en el yacimiento siguen su curso y finalizarán en diciembre de 2020.

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