El extracto de momia, o la "medicina de las momias", fue practicada por muchos médicos desde la Edad Media hasta el siglo XIX para tratar diversas dolencias, se expandió en todo el continente europeo y asiático alrededor del siglo XII.

Conocido como ‘Mumia’, esta pócima estaba pensada con fines medicinales, durante la Edad Media, sin importar la clase social o capacidad adquisitiva de las personas, era una solución para diferentes malestares físicos y anímicos, a los que no se tenía una explicación científica, se creía que comer momias, restos humanos molidos y tintados, era la cura para cualquier cosa, desde la peste bubónica hasta el dolor de cabeza.

Esta alternativa medicinal se empleó durante al menos 500 años. A falta de antibióticos, a los médicos medievales les resultaba lógico que los cráneos y otros huesos de momias egipcias pudieran aliviar enfermedades que no tenían cura.

Algunos monarcas pensaban que podrían obtener el favor de los faraones fallecidos al ingerir sus restos ‘sanos’. De esta forma, el linaje de la élite en el poder podría favorecer la salud de los dirigente que habían caído enfermos.

A inicios del siglo XX, los ciudadanos de todo el mundo empezaron a considerar esta práctica desagradable. Además, las personas tenían una perspectiva diferente de los cadáveres descompuestos: les inspiraba tristeza, creían que era algo insípido y lamentable.

Más información: www.dw.com