Pintarse de perfil para los egipcios era una forma de lograr la inmortalidad de la figura y de su ser y desde luego lo consiguieron

Los egipcios dibujaban escenas con una perspectiva bidimensional. Verás personas de pie, con las extremidades, el rostro y la cintura de perfil, pero con los hombros y los ojos hacia el frente. La respuesta es sencilla: buscaban ofrecer los aspectos más representativos de cada persona en lugar de aspirar al realismo.

Los egipcios se pintaban sin perspectiva, siempre de perfil, una curiosidad que se ha aceptado sin que mucha gente se pregunte el por qué.

El arte egipcio tenía mucho que ver con las pinturas rupestres en el sentido de que representaban la cotidianeidad, eran documentos para el futuro, desde para conocer la estética y las formas de su civilización.

Tanta cultura que lo que se pretendía era representar con la máxima fidelidad las características físicas de las personas y de los objetos, y el perfil era la mejor manera:

Apenas debe de haber unas pocas personas en el mundo que al contemplar una pintura egipcia desconozcan su procedencia. Un signo de identidad único. Tan único que nos dejó el famoso y curioso detalle de la famosa nariz de Cleopatra.

Eran una especie de "doble" del individuo, sede de su ka, según las creencias egipcias. Dibujado de perfil, el rostro muestra mejor sus rasgos más característicos y reveladores que si fuese representado de frente.

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