Tras el triunfo franquista en 1939, Picasso expresó su deseo que el cuadro no volviera a España hasta que finalizara el gobierno de Franco.

Para la Exposición Internacional de París de 1937, la República, en diciembre de 1936, pidió a Picasso, entonces en París, una obra para el pabellón español.

Pasaba el tiempo y Picasso, embebido en sus problemas personales, no comenzaba la obra. El 26 de abril del 37 la Legión Cóndor alemana bombardea Guernika. Conmocionados por las noticias hay manifestaciones en París el 1 de mayo. Ese mismo día, según Josefina Alix (historiadora de arte y comisaria de exposiciones) Picasso se puso a trabajar en el mural para el que tuvo que alquilar un taller que albergara una obra de 7,7 x 3,49 metros.

Max Aub, el 28 de mayo del 37, en carta al embajador Luis Araquistáin, le comunica que el autor hizo donación del cuadro a la República. Terminada la exposición, el Guernica viaja con el fin de obtener fondos para la causa republicana, llegando al MOMA de New York donde fue resguardada durante 30 años.

El diplomático Rafael Fernández Quintanilla, nombrado para recuperar la obra de Picasso, recibió del hijo de Luis Araquistáin la documentación necesaria para su rescate. Un recibo de 1.500 francos sirvió al Gobierno para demostrar su propiedad.

El gran acontecimiento de su aterrizaje en Madrid-Barajas ocurrió el 10 septiembre de 1981.

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