Un autoclave es un recipiente de presión metálico de paredes gruesas con un cierre hermético que permite trabajar a alta presión para realizar una reacción industrial, una cocción o una esterilización con vapor de agua a fin de esterilizar materiales e instrumentos quirúrgicos. Su construcción debe ser tal que resista la presión y temperatura desarrollada en su interior.

La esterilización adecuada no debe dañar ni cambiar las propiedades de los instrumentos esterilizados. La historia del autoclave se remonta a 1679. El autoclave con una válvula (aleta de seguridad), que también era un prototipo de una caldera de vapor, fue inventado por un físico francés, Denis Papin. En aquella época se llamaba la "caldera de Papin".

También se utilizaba como olla a presión. Por primera vez, su funcionamiento se demostró en 1682 durante una recepción para miembros de la Sociedad Real en Londres. Fue gracias a él que en aquella ceremonia se pudieron comer platos cocinados. Desde entonces, ha habido muchos cambios en la producción y el uso de autoclaves.

La mayoría de los procesos se han automatizado, los dispositivos se controlan electrónicamente, se alimentan con agua destilada o se conectan al sistema de suministro de agua, y los procesos se archivan electrónicamente. Algunos dispositivos también tienen funciones de impresora y pantallas que muestran las etapas de trabajo de la máquina.

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