Los caracoles tienen tentáculos. Los cuatro cuernos de la cabeza son flexibles y se mueven en todas direcciones. Los dos superiores tienen ojos en los extremos, aunque sólo pueden distinguir los cambios de intensidad de la luz, como para diferenciar el día de la noche. Los dos cuernecillos inferiores son órganos sensoriales que los caracoles utilizan para sentir el terreno y guiarse.

Los caracoles tienen el sentido del olfato en los cuatro tentáculos. Además, los caracoles son sordos, ya que no tienen canales auditivos. Por eso, para buscar comida, utilizan el olfato y los tentáculos. Asimismo, los caracoles pueden retraer y regenerar sus tentáculos si los pierden.

Otro hecho fascinante es que los caracoles pueden recordar los lugares donde han estado y los objetos de su entorno.

Los caracoles son criaturas fascinantes que han habitado nuestro planeta durante millones de años. Pertenecen al grupo de los moluscos gasterópodos, caracterizados por su concha espiral y su pie musculoso que les permite desplazarse lentamente. Su diversidad es asombrosa, encontrándose en casi todos los ecosistemas del mundo, desde los océanos más profundos hasta los jardines de nuestras casas.

La concha de un caracol no es solo su hogar, sino también su protección. Está compuesta principalmente de carbonato de calcio y se forma en capas concéntricas a medida que el animal crece. El tamaño y la forma de la concha varían enormemente entre las diferentes especies.

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