En la mitología romana, Marte, tenía muchos atributos, era el dios de la guerra, la virilidad masculina, la violencia, la pasión, la sexualidad, la valentía, patrón de los guerreros romanos, del horror y victoria en las guerras, la perfección y la belleza. Era hijo de Júpiter en forma de flor y de Juno. Se le representaba como a un guerrero con armadura y con un yelmo encrestado, y era preemiente entre los dioses militares del ejército romano. El lobo y el pájaro carpintero eran sus símbolos. Era marido de Bellona y amante de Venus, con quien tuvo dos hijos: Fuga y Timor, respectivamente Deimos y Fobos para los griegos.

Bajo la influencia de la cultura griega, Marte fue identificado con el Ares griego,​ cuyos mitos fueron reinterpretados en la literatura romana y el arte bajo el nombre de Marte. Con todo, Marte no es simplemente un Ares romanizado, sino una deidad puramente itálica, patrón de muchas ciudades, como Alba Longa y tribus como la de los sabinos y los etruscos y se cree que el nombre Mars, sin derivaciones indoeuropeas, proviene del etrusco Maris antes del surgimiento de Roma. El carácter y dignidad de Marte diferían en maneras significativas de aquellas de su contrapartida griega, a quien se le trata a menudo con desprecio y repulsión en la literatura griega. A diferencia de Ares, que era visto principalmente como una fuerza destructiva y desestabilizante, Marte representaba el poderío militar como una manera de asegurar la paz, y era un padre del pueblo romano.

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