Son las hembras las que se encargan de chupar nuestra sangre, dejarnos ronchas y esa molesta sensación de comezón. Poseen piezas bucales que forman una larga probóscide preparada para perforar la piel y succionar sangre. Necesitan la sangre para poder iniciar el ciclo gonotrófico y poder hacer así una puesta de huevos. Por lo general, las hembras pican una sola vez para una ingesta de sangre. Salvo las que se encuentran en un estado de debilidad, esto hace que piquen reiteradas veces.

En cambio la dieta de los machos consiste en néctar, savia y jugos de frutas, generalmente ricos en azúcares. Los órganos bucales de los machos difieren de los de las hembras en aquello que los habilita para succionar sangre.

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