¿Las puertas de qué templo se abrían solo en período de guerra?
El templo de Jano Quirino estaba situado en el siglo I d.C, cercano a la Curia, en una zona importante que unía el Foro y las áreas residenciales en el noreste. Era un templo pequeño, realizado en madera, características que sugieren que el culto era de origen antiguo.
Jano, la divinidad bifronte con una cara vuelta hacia el pasado y otra hacia el futuro, era invocado al principio de toda guerra, que era cuando se abrían las puertas de su templo. Por ello, en la tumultuosa historia de la expansión de Roma, sus puertas estuvieron abiertas prácticamente siempre: en los más de 700 años que van desde la fundación hasta el Principado de Augusto, solo se cerraron en los años 235-234a.C. El templo se abrió por última vez bajo el joven emperador Gordiano III, antes de su partida para la campaña militar contra los sansánidas en 242 a.C.
El edificio era de forma cúbica y de 20 codos, 8,88 m. en altura y en cada uno de los lados de su planta cuadrada. El recinto central del templo estaba remarcado por las doce columnas que equivalían a los doce signos zodiacales, en el mosaico central y delante de la figura del dios se presentaba la rueda cósmica.
La figura del dios situada sobre un pedestal en el eje central del edificio miraba simultáneamente a oriente y occidente. Su posición permitía que en el momento que las puertas del templo estuvieran abiertas el dios podía influir de manera directa en la actividad de los hombres.
No se han encontrado restos del templo.
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