El lenguaje de las flores es llamado floriografía. Algunas teorías atribuyen el origen de este lenguaje a griegos y persas, e incluso a la mujer oriental. Se ha transmitido de generación en generación y de cultura en cultura, pasando por el Antiguo Egipto, la Edad Media. Fue introducido en Europa por el rey Carlos II de Inglaterra, quien trajo dicho arte recopilando fuentes desde Suecia a Persia, en el S. XVII.

Adquiere su esplendor como medio de comunicación en la época victoriana, en donde variadas flores y arreglos florales se usaban para enviar mensajes codificados, sirviendo a sujetos para expresar sentimientos que de otro modo no se podían expresar, por ser tabú en una sociedad muy rígida y estricta. Fue un lenguaje alternativo, una forma segura y secreta de transmitir todo tipo de mensajes codificados.

Los significados de tal lenguaje se han olvidado actualmente porque ya no existe la exacta traducción de los sentimientos victorianos, pero las las flores aún transmiten y llevan significados. Las rosas rojas aún implican apasionamiento, amor romántico; las rosas rosadas una afectación menor; las rosas blancas sugieren virtud y castidad; rosas amarillas es amistad o devoción. La gerbera es inocencia, pureza. El iris, fue nombrada para mensajera de los dioses en la mitología griega, y aún representa un mensaje que se envía.

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