Las ampollas de Lorenzini son órganos sensoriales especiales, formados por una red de canales con electrorreceptores. Descubiertas en 1678 por el médico italiano Stefano Lorenzini.

Los poros de las ampollas son claramente visibles como puntos oscuros en la piel. Proveen a los elasmobranquios de un «sexto sentido» capaz de detectar tantos campos electromagnéticos como gradientes de temperatura.

Los tiburones podrían ser más sensitivos a los campos eléctricos que cualquier otro animal, con un umbral de sensibilidad tan bajo como 5 nV/cm. Esto es 5/1 000 000 000 de un voltio medido en un centímetro de largo de ampolla. Ya que todos animales producen un campo eléctrico en la contracción muscular, es fácil imaginar que el tiburón podría captar estímulos eléctricos débiles emitidos particularmente por sus presas. Por otra parte, en tanques experimentales, los campos electroquímicos generados por presas paralizadas serían suficiente para producir el ataque por parte de tiburones y rayas, por tanto las contracciones musculares no son lo único necesario para atraer los.

Los campos eléctricos producidos por las corrientes oceánicas que se mueven en el campo electromagnético de la Tierra son del mismo orden de magnitud que los campos eléctricos que los tiburones y rayas son capaces de sentir. De esta manera, se pueden orientar por los campos eléctricos de las corrientes oceánicas, y usar otras fuentes de campos eléctricos en el océano para su orientación local.

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