En un edificio romano, ¿qué era el "hipocausto"?
El hipocausto romano era un sistema de calefacción empleado, sobretodo para calentar las termas del imperio romano. El sistema es bastante sencillo ya que combina dos principios: la convención y la radiación.
En la práctica, un hipocausto consistía en un espacio bajo el suelo, una especie de cámara por la que se hacía circular aire caliente que calentaba el suelo y este, a su vez, emitía calor por radiación. En el exterior del edificio se situaba la caldera, que era un horno que se encargaba de calentar el aire que posteriormente circulaba por la cámara de aire.
El hipocausto no lograba calentar un espacio a temperaturas superiores a los 30 grados, y a veces se combinaba con otros sistemas de conducción para aprovechar mejor el calor del aire.
Resulta extraño pensar que algo que no volvió a estar presente en los hogares hasta el siglo XX se remonte hasta el año 80 a.C., cuando el escritor e ingeniero Vitruvio se refiere a su invención.
De hecho, hay pruebas de que es muy anterior incluso a esta fecha y, aunque no se utilizó en el ámbito doméstico, calentó el templo de Éfeso en el siglo III a.C.
La palabra deriva del latín y del griego antiguo, y significa simplemente "bajo" (el prefijo como en "hipotermia") y "quemar".
Cabe señalar que, aunque asociamos la palabra "hipocausto" más o menos exclusivamente a los edificios romanos, existen pruebas de que algo similar se utilizaba también en otras civilizaciones antiguas, como las de Corea y Pakistán
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