Aunque parezca increíble el puente Kazarma o Arkadiko fue construido en el siglo XIII a.C. En el corazón del Peloponeso griego, se erige esta maravilla arquitectónica de la antigüedad.

Este puente micénico no solo desafía el paso de los siglos, sino que también sigue conectando a las personas, aunque de una manera muy diferente a la que se pensó originalmente.

Fue construido entre 1300 y 1190 a.C., el puente Arkadiko, conocido también como el Puente de Kazarma.

En una época en que la ingeniería se limitaba a los rudimentarios recursos disponibles, los arquitectos micénicos lograron una hazaña sin igual: crear una estructura robusta y duradera que aún soporta el peso de la historia.

Este puente formaba parte de un sistema de carreteras militares que conectaba las importantes ciudades de Micenas, Tirinto y Epidauro.

Su construcción respondía a una necesidad crucial: facilitar el tránsito de carros de guerra y transporte en una región estratégica para la defensa y el comercio.

El puente Arkadiko se caracteriza por sus bordillos distintivos, diseñados para guiar los vehículos tirados por caballos a lo largo de su camino. Estos bordillos revelan el propósito original del puente, como un componente vital en la red de carreteras de la antigua Grecia.

Aunque hoy en día el tráfico de carros ha dado paso a los transeúntes modernos, el puente sigue en pie, silencioso testigo de eras pasadas y un símbolo perdurable de la ingeniería micénica.

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