A pesar de que las liebres y los conejos son mamíferos y pertenecen a la misma familia, existen algunas diferencias importantes entre ellos. Comparten unos extraordinarios sentidos del olfato y auditivo, de ahí las grandes orejas.

Ambos se reproducen muy prolíficamente. De hecho, pueden tener de cuatro a ocho camadas por año. Cada camada de conejos se compone de tres a ocho crías.

Su periodo de gestación dura aproximadamente un mes y alcanzan la madurez sexual a los seis meses de edad. En libertad llegan a vivir hasta seis años.

Las liebres y los conejos son considerados premios de caza, y su carne y piel se usan para el consumo humano. Sin embargo, en algunos lugares también se les consideran plagas, especialmente los granjeros y jardineros. Esto debido a que destruyen cultivos y árboles.

Las liebres son más grandes y tienen las orejas y las extremidades, sobre todo las traseras, más largas y fuertes.

Además hay diferencias de comportamiento: las crías de los conejos llamados gazapos, nacen más desvalidos que los de la liebre y a pesar de que estas no saben andar, los conejos son más laboriosos y excavan madrigueras en el suelo para refugiarse y hacer sus nidos mientras que las liebres son más solitarias. Solo se juntan en época de reproducción. Las liebres no pelean, solo se reproducen.

Los conejos prefieren comer texturas suaves, como tallos, pasto y vegetales. Las liebres comen alimentos más duros: corteza de árbol, botones de flores, ramas y brotes.

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