Las minas de sal de Wieliczka, en la ciudad polaca homónima, perteneciente al área metropolitana de Cracovia. Han sido explotadas sin interrupción desde el siglo XIII, y aún hoy en día siguen produciendo sal de mesa. Alcanzan una profundidad de 327 metros y su longitud supera los trescientos kilómetros, situados en nueve niveles. Reciben el sobrenombre de "la catedral subterránea de la sal de Polonia".

Estas minas incluyen un recorrido turístico de 3,5 kilómetros que contiene estatuas de personajes míticos e históricos, esculpidas en la roca de sal por los mineros. Incluso los cristales de los candelabros están hechos de sal. También hay cámaras y capillas excavadas en la sal, un lago subterráneo y exposiciones que ilustran la historia de la minería de la sal. Recibe unos 800.000 visitantes al año.

A lo largo de los siglos, célebres personajes han visitado las minas, entre los que cabe citar a Nicolás Copérnico, Johann Wolfgang von Goethe, Alexander von Humboldt, Dimitri Mendeleyev, Ignacy Jan Paderewski, Robert Baden-Powell, Karol Wojtyła, Bill Clinton. La historia de Wieliczka, que se remonta a la época medieval, constituye una muestra no sólo de la evolución de las técnicas mineras, del desarrollo de la organización del trabajo y de su gestión, sino también de la creación de normas jurídicas relativas a la industria minera.

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