El Jinete de Artemisio, es una de las esculturas de bronce más excepcionales de la Antigüedad griega, que se encuentra en el Museo Arqueológico de Atenas.

En 1926 se encontró en el mar, frente al cabo Artemisio en la isla de Eubea, Grecia, los restos del naufragio de un barco romano de mediados del siglo II a.C. que transportaba obras griegas. En 1928, se recuperaron dos piezas de la parte delantera de un caballo y un jinete casi completo. En 1937, un pescador atrapó en sus redes los cuartos traseros del caballo, la restauración se completó en 1972.

La escultura tiene una longitud de 2,9 m y una altura de 2,1 m. Muestra al caballo lanzado al galope y al pequeño jinete sentado sobre él y mirando hacia atrás por encima de su hombro. Tiene marcas de desgaste en la cabeza del caballo y un pasador bajo la barbilla. El escultor, consiguió captar la emoción y la vitalidad de una carrera de caballos.

Los investigadores dataron el conjunto en la segunda mitad del siglo II a.C. (hacia 140 a.C.), en el período helenístico. El jinete tiene la fisonomía de un etíope pero su peinado es griego. Contrasta su tamaño, de 84 cm, en comparación con el caballo, podría representar a un niño de 10 años.

El grupo escultórico es inusual y prácticamente único al combinar una figura atlética y un animal. Es la única escultura griega en bronce de un caballo que ha llegado hasta la actualidad, (y junto con los caballos de San Marcos, que son romanos, los únicos de toda la Antigüedad).

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