Bután, un reino budista asiático enclavado al pie del Himalaya, entre India y China, posee una serie de curiosidades a los ojos extranjeros: está prohibido escalar montañas (ya que la creencia indica que allí moran los espíritus), el consumo de tabaco y el hábito de fumar están penados por la ley, la caza y la pesca están prohibidas y los empleados públicos deben vestir ropas tradicionales durante el horario de trabajo. Pero tal vez la más llamativa de estas curiosidades radica en que es el único país del mundo donde no hay semáforos.

El único punto del país donde hay un tráfico relativamente denso es en Thimpú, la capital de Bután. Y en lugar de semáforos, agentes de policía montados en llamativas casetas dirigen el tránsito.

Si bien hubo un intento de instalar semáforos en la ciudad en el año 1995, no dio el resultado esperado, ya que los conductores sencillamente los ignoraban al no estar acostumbrados a la presencia de estos dispositivos. Por consiguiente, la prueba piloto debió ser cancelada y la policía volvió a dirigir el tránsito como lo hacía anteriormente.

En una intersección típica en Thimpú es frecuente ver una pequeña rotonda sobre la cual se emplaza una distintiva caseta desde la que un oficial de policía dirige y controla el tránsito vehicular.

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