La ciudad de Hipona fue fundada por fenicios y colonizada por cartagineses y romanos. Gracias a este importante legado se convirtió en una de las ciudades marítimas mas prósperas de Argelia. Su riqueza se debió al vino y el trigo que se exportaban desde el puerto, así como a la actividad de explotación del mármol. Fue una importante colonia romana, de la que aún queda restos. San Agustín, uno de los autores cristianos de la época romana mas conocidos en el mundo occidental, fue nombrado su obispo a fines del siglo IV d.C.

Posteriormente sería invadida por vándalos, destruida por una invasión árabe en el siglo VII y reconstruida en el emplazamiento de la actual ciudad de Annaba, en Argelia. Sus ruinas son ejemplo del legado de la urbanización romana, así como de la riqueza decorativa y el dominio técnico de los talleres africanos de mosaicos, famosos en todo el imperio.

Los diferentes pueblos que la habitaron también le otorgaron distintos nombres, así la antigua Hippo Regius romana, fue llamada Bona por los franceses, que llegaron durante la Edad Moderna, y hoy es Annaba, su nombre árabe. Además a ella arribaron también bizantinos, pisanos, portugueses y españoles.

Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz el foro, del que se dice que es el más antiguo en la región del Magreb, el teatro, complejos termales y un gran número de villas decoradas de mosaicos. Todo ello es una muestra de la riqueza e importancia que adquirió esta urbe marítima en la época romana.

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