Los etruscos fueron un pueblo de la antigüedad cuyo núcleo geográfico fue la Toscana (Italia), entre los siglos VIII y I a.C.

La necrópolis de Cerveteri y Tarquinia, son dos grandes necrópolis, testigos de los distintos ritos funerarios practicados por los etruscos y son una de los mejores testimonios de la cultura de este pueblo, creador de la primera civilización urbana del norte del Mediterráneo. Algunas de sus tumbas, excavadas en la roca y rematadas por túmulos impresionantes, son grandiosas.

Muchas de ellas están ornadas con bajorrelieves o pinturas murales de calidad excepcional. La necrópolis de Banditaccia, situada en las cercanías de la localidad de Cerveteri, posee miles de tumbas cuya disposición está organizada en función de un trazado análogo al plan urbanístico de una ciudad, con sus barrios, calles y plazuelas. Las tumbas de este cementerio son de tipos muy diferentes: túmulos, zanjas excavadas en la piedra y oquedades practicadas en la roca en forma de chozas o casas con gran profusión de elementos estructurales, que hacen de ellas los únicos vestigios existentes de la arquitectura residencial etrusca.

La necrópolis de Tarquinia, conocida con el nombre de Monterozzi, posee 6.000 sepulcros cavados en la roca y es famosa por los 200 que están ornados con pinturas. Las sepulturas más antiguas datan del siglo VII a.C.

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