Situadas a 1 400 kilómetros de la Península Ibérica y a 2 500 del continente americano, y por estar ubicadas en la falla que separa las placas tectónicas de tres continentes, las islas sufrieron varias erupciones volcánicas y terremotos a lo largo de su historia. Esta razón las convierte en un paraíso de maravillas naturales.

Volcanes inactivos, como el de la isla del Pico; cráteres convertidos en enormes lagos; piscinas naturales de aguas termales teñidas de amarillo; playas de arena negra y acantilados; montañas verdes y a su alrededor, el inmenso océano atlántico y las fascinantes especies marinas que lo habitan".

De este a oeste, las islas han sido bautizadas como Santa María, São Miguel, Terceira, Graciosa, São Jorge, Pico, Faial, Flores y Corvo, y yacen en el nexo de las placas tectónicas europeas, americanas y africanas, y son testigos de las fuerzas que dan forma a nuestro planeta.

En el archipiélago abundan la fumarola, el barro y los manantiales; se trata de un mundo de cavernas, columnas y grutas formadas a partir de roca fundida; de lagos azules rodeados de bosques de laurel y cedro, y pastos verdes que modelan las laderas.

Perdidas en el Atlántico, la distancia ha salvado al archipiélago de la invasión. El pequeño paraíso formado por nueve islas preserva su esencia. Las Azores son más conocidas por la observación de ballenas y delfines; el archipiélago es una parada o hogar para aproximadamente un tercio de las especies de cetáceos del mundo.

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