Marie Rosalie Bonheur (1822-1899) pintora francesa. Su padre, Raymond Bonheur, era pintor y se ganaba la vida como maestro, igual que su madre, Sophia Marquis, que era profesora de música.

Creció feliz junto a sus tres hermanos, la música y los pinceles que llenaban un hogar repleto de talento. Desde muy pequeña, ya disfrutaba garabateando por las paredes y por toda superficie en blanco que encontraba a su paso.

Se cortó el peló y usaba siempre que podía pantalones y ropas masculinas que le facilitaban los movimientos. Además de aprender en el taller de su padre, los grandes maestros expuestos en el Louvre fueron su primera fuente de inspiración.

Pero pronto encontró en los animales sus verdaderos modelos. Su familia se trasladó a vivir a una pequeña casa a las afueras de París, disfrutó del contacto directo con la naturaleza y empezó a observar detenidamente los movimientos de los caballos, los perros, los conejos o las ovejas para después convertirlos en protagonistas de sus cuadros.

Su obra Feria de Caballos fue la que le dio el impulso definitivo en 1853 y su reconocimiento traspasó las fronteras de su propio país.

Arando en el Nivernais, es una pintura de 1849. Representa a dos grupos de bueyes arando la tierra, y expresa una profunda dedicación a la tierra; puede haber sido inspirado por la escena de apertura de la novela de 1846 de George Sand, El estanque del diablo. Ganadora de una Primera Medalla en el Salón en 1849, hoy está en el Museo de Orsay en París.

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