“El Disneyland chileno” lo llamaron algunos periódicos cuando se anunció en Santiago la construcción de un inmenso –es el quinto más grande de Latinoamérica- y moderno parque de atracciones. Corría el año 1977 y eran pocos los chilenos que por entonces habían estado en uno de estos centros dedicados por completo a la diversión de grandes y pequeños.

La inversión inicial fue de dos millones de dólares y los juegos fueron traídos desde Europa. Al momento de su inauguración, en 1978, el parque de diversiones contaba solo con 8 juegos, entre los que sobresalían el Pulpo, la Mansión Siniestra y la Montaña Rusa, la más grande de Sudamérica en la época.

Inserto en el emblemático Parque O’Higgins de Santiago de Chile, en la actualidad recibe más de un millón de visitas al año. Ideal para ir en familia, el parque no defraudará tampoco al aficionado a los parques temáticos. Siete montañas rusas, cine 3D, espectáculos, multitud de atracciones acuáticas y hasta el tradicional carrusel.

En su historia destacan varios hitos, como haber inaugurado la primera montaña rusa con giro completo de Sudamérica, en 1995, y la de haber mantenido la promesa de no derribar ningún árbol –o replantarlo, en caso de extrema necesidad- de los que se encontraban en la zona, lo que le permite tener hoy una de las reservas arbóreas más variadas de la capital.

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