La isla de Sajalín es la más septentrional del Archipiélago Japonés, aunque es un territorio que pertenece a Rusia. De hecho, con una superficie de 72 500 kilómetros cuadrados, es la isla más grande de este país.

Está considerada una importante reserva natural donde viven numerosas especies animales, tanto en tierra firme como en las aguas circundantes.

Históricamente ha sido un territorio disputado por rusos y japoneses. La soberanía de la isla fue compartida por ambos países hasta el Tratado de San Petersburgo de 1875, cuando pasó a ser exclusivamente rusa.

Sajalín volvió a quedar dividida entre japoneses y rusos después de la derrota sufrida por estos últimos en la Guerra Ruso-Japonesa de 1905. La parte al sur del paralelo 50° N se asignó a Japón, formando la Prefectura de Karafuto, con capital en Toyohara, y el resto siguió siendo parte del Imperio ruso.

La Unión Soviética recuperó la posesión total del territorio tras derrotar a Japón en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Más de 300 000 habitantes japoneses y coreanos súbditos del imperio permanecieron en la isla durante más de 5 años, trabajando en labores de reconstrucción, y luego fueron deportados.

Con base en el Tratado de San Francisco de 1951, Japón renunció a sus derechos sobre el sur de Sajalín, sin reconocer, no obstante, la soberanía rusa sobre ella. Desde la posición oficial de Japón, la atribución de Sajalín aún no está determinada, y está marcada como «tierra de nadie» en los mapas japoneses.

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