El Oráculo de Amón, era un templo ubicado en el desierto de Siwa en el oeste de Egipto, muy cerca de Alejandría. Estaba consagrado al dios Amón, que significa "Oculto", invisible a los hombres y a los dioses.

Amón (Oculto) era el dios que personificaba el poder creador. Dentro del templo, se ubica el oráculo del dios Amón, uno de los más importantes dedicados a esta divinidad en todo el país de Egipto.

Los oráculos eran esos lugares a los que acudían las personas, buscando una respuesta divina a su futuro o sus logros.

Las consultas en estos espacios se hacían por medio de una persona que llevaba escritas las preguntas y que las depositaba en el santuario. Las respuestas se obtenían de la misma manera para no perturbar la meditación de los sacerdotes de estos oráculos.

En el templo permanecían más de cien sacerdotes pero sólo los más ancianos estaban en condiciones de predecir oráculos.

El oráculo de Amón era muy famoso, incluso entre los griegos. Llegó a ser consultado por Hércules y Perseo. Alejandro el Grande o Magno, lo visito en 331 a.C. El historiador griego Colistenes de Olinto que lo acompañaba menciona: Llegados al oráculo de Siwa, el profeta de Amón le confirmó su condición de hijo de la divinidad solar y le ofreció un favorable presagio sobre sus campañas aunque su reinado seria corto.

Al parecer logró convencer a todos que el oráculo lo había declarado hijo de Júpiter. A partir de allí, este oráculo perdió la buena reputación que había logrado.

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