El hurling, denominado «camogie» en su variante femenina, es un juego de cancha en el que se enfrentan dos equipos compuestos por 15 jugadores blandiendo «hurleys» –bastones de madera parecidos a los usados en el hockey, pero con el extremo opuesto al puño en forma de pala– para empujar una pelota pequeña, llamada «sliotar», con el objetivo de introducirla en la meta adversaria.

Se juega en todo el mundo, y es popular entre los miembros de la «diáspora irlandesa» en Norteamérica, Europa, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Argentina y Corea del Sur.

El hurling es más antiguo que la historia documentada de Irlanda. Se cree que es anterior al cristianismo y que llegó a Irlanda con los celtas. Las primeras referencias escritas a este deporte en las Leyes Brehon (los estatutos que gobernaron la vida diaria y política en la «Irlanda celta») datan del siglo V.

La excesiva agresividad que se desarrollaba durante la práctica del Hurling hizo que entre los siglos XVI y siglo XVIII estuviera prohibido jugar a él, pero a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX volvió a renacer la pasión y la competición del hurling, manifestándose de dos formas diferentes.

Mientras en el sur de Irlanda se practicaba el «lomaint» que se asemeja más a lo que hoy es el hurling, en la otra parte de la isla se practicaba más el «camánacht», algo más cercano al hockey sobre césped.

Los partidos eran disputados por varias decenas de jugadores y podían duras horas y hasta días.

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