El matrimonio sirvinacuy existía en la cultura inca. Era considerado como un matrimonio a prueba.

Se originaba cuando el novio ponía en conocimiento de sus padres que ha elegido a la novia. Luego los padres concurrían a la casa de la novia con el objeto de pedir la mano, portando regalos, dulces, coca, aguardiente, etc.

Aceptada la petición, el varón pedía permiso a sus padres para instalarse con la mujer en la casa de ellos. Esta permanencia duraba 6 meses y hasta 3 años. Dentro del hogar la pareja vive al amparo y tutela de éstos. Por otro lado la mujer era vigilada y dirigida por la suegra en lo que concierne a las faenas de la casa.

Durante este periodo los cónyuges practicaban el sexo sin ninguna restricción, e incluso podían tener hijos.

Vencido el periodo de prueba tenía lugar el matrimonio sacramental, los recien casados por fín se instalaban en su propia casa, cuya construcción era costeada por los padres del varón y equipada por los padres de la mujer.

Los cónyuges además recibían un adelanto de herencia, lo que usualmente consistía en tierras, ganado, enseres, etc.

La rescisión del sirvinacuy ocurre cuando el matrimonio a prueba no resultaba. Puede ser porque la mujer era perezosa, negligente o descuidada, en estos casos era devuelta a sus padres con los hijos.

En la conquista española, la Iglesia Católica intentó eliminar esta costumbre, por considerarla poco cristiana, pero en algunos pueblos indígenas lo siguen celebrando.

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