El dripping (del término inglés «drip», 'gotear') es una técnica pictórica que consiste en dejar gotear la pintura sobre el lienzo, extendido en el suelo, para conseguir formas y manchas que el artista irá creando espontáneamente.

Para el dripping se suelen utilizar pinturas acrílicas o algún tipo de esmalte o barniz industrial, ya que los materiales más clásicos, como el óleo o la acuarela, no permiten el goteo de la pintura de igual forma.

La aplicación sobre el lienzo se hace ya sea con recipientes agujereados, con las mismas manos o bien a salpicaduras con los pinceles o paletas.

Esta técnica forma parte del «action painting» (o pintura de acción) que consiste en convertir la obra en la representación de la propia acción de pintar y no en la representación de la realidad.

El action painting es un movimiento dentro de la pintura abstracta, surgido en el siglo XX, mediante el cual se hace uso del color y la materia para expresar sensaciones como el movimiento, la velocidad y la energía. Para ello no sólo se emplean materiales estrictamente pictóricos, sino que se experimenta con otros elementos tan diversos como por ejemplo la arena o el alambre.

En los años 1950 y los años 1960, el dripping fue frecuentemente empleado por los movimientos informalistas europeos.

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