El Puente Alejandro III o Pont de Alexandre III, es el puente más espectacular de París. Tiene el título de ser el puente más largo de la ciudad.

En 1999, quedó incluido dentro de la delimitación del ámbito de Riberas del Sena en París, bien declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

La primera piedra de su construcción fue puesta en 1896 por el Zar Nicolás II de Rusia hijo de Alexander IV, acto que simbolizaba la alianza entre Francia y Rusia a finales del siglo XIX.

Fue inaugurado en 1900. Cuenta con la singularidad de ser una de las primeras obras prefabricadas del mundo y pasó a ser declarado monumento histórico en 1975. La belleza del puente lo merece, y en él destacan las 4 columnas de 17 metros de altura.

El Puente se construyó a una altura muy baja, sólo a 6 metros sobre el nivel del agua. Tiene una longitud de 160 metros y un ancho de 40 metros.

Las columnas se sitúan tanto en la orilla norte como en la sur, y tienen en lo alto estatuas de Pegasos de bronce dorado y en sus pies tiene cada una dos estatuas, en total cuatro, que representan a “La Francia de Carlo Magno”, “La Francia Contemporánea”, “La Francia de Luis XIV” y “La Francia Renacentista”.

Como muestra de la alianza franco-rusa el puente cuenta con unas estatuas que representan “Las Ninfas del Sena”, que representan a Francia, y “Las Ninfas de Néva”, a las de Rusia.

Treinta y dos farolas de bronce con tres globos situadas en las barandillas iluminan el puente.

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