La batalla de Caseros tuvo lugar el 3 de febrero de 1852, el ejército de la Confederación Argentina al mando de Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires y Encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina fue derrotado por el Ejército Grande, compuesto por fuerzas de Brasil, Uruguay y las provincias de Entre Ríos y Corrientes (Argentina), liderado por el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, quien se había sublevado contra Rosas el 1 de mayo de 1851 en que lanzó el llamado Pronunciamiento de Urquiza.

En 1829 Juan Manuel de Rosas asumía la gobernación de Buenos Aires desplegando una enorme influencia sobre todo el país. A partir de entonces y hasta su caída en 1852, ejercerá el poder en forma autoritaria. Rosas se opuso durante toda su gestión a la organización nacional y a la sanción de una Constitución. Ello hubiera significado el reparto de las rentas aduaneras con el resto del país y la pérdida de la hegemonía porteña.

La batalla de Caseros no es solo una batalla, es el punto de partida para la unión nacional, el hecho que habilita la organización del país y la sanción de una constitución orientada a construir un estado central republicano, resguardando los valores del federalismo.

Luego de la derrota, Rosas renunció inmediatamente al gobierno y se exilió en Gran Bretaña. Su caída parecía poner fin a las disputas provinciales; sin embargo, los enfrentamientos se tornarían más encendidos que nunca.

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