Por Reino de Judea e Israel se conoce al reino de los israelitas que se formó alrededor del año 1030 a.C. en la actual Palestina. Saúl fue su primer rey y Salomón el último.

La unidad del reino llegó a su fin en 933 a.C., cuando las tribus del norte cuestionaron la autoridad de Roboam, sucesor de Salomón y constituyeron el Reino de Israel que sería borrado del mapa en el 722 a.C. con la conquista asiria y la deportación de la población a Mesopotamia. El sur permaneció como Reino de Judea, gobernado por la dinastía davídica.

David fue rey de Israel entre el año 1000 y el 961 a.C. aproximadamente. En la Biblia aparece en los dos libros de Samuel, en las Crónicas y en algunos Salmos. Era un escudero del rey Saúl, que conquistó el poder sobre el sur, Judea, con el apoyo de los filisteos.

Tras la muerte de Saúl y haber eliminado a su descendencia, se convirtió en rey de todo el territorio e incorporó al norte, Israel. Derrotó a los filisteos, amplió sus dominios desde Damasco hasta Edom y se convirtió en el reino hegemónico de la región. Tras la conquista de Jerusalén la convirtió en la capital del reino.

Salomón ( 961 a.C.-922 a.C.), hijo y sucesor de David disfrutó de un largo y próspero reinado. Reforzó el poder político del estado al casarse con la hija del faraón Siamón y aliarse con Hiram, rey de Tiro. Tolerante hacia los cultos extranjeros, la figura del soberano fue mitificada como la personificación de la sabiduría y justicia.

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