El Motín de Figueroa se produjo el día 1 de abril de 1811, fecha en la cual se desarrollarían las elecciones de diputados por Santiago para la conformación del Primer Congreso Nacional. Ese día, las tropas del cuartel de San Pablo se insubordinaron e ignoraron el mando de Juan de Dios Vial y Juan Miguel Benavente. A los gritos de "¡Viva el Rey!, ¡Muera la Junta!", los soldados declararon que sólo obedecerían las órdenes de Figueroa, para así restablecer el antiguo régimen y reinstalar al otrora Gobernador García Carrasco.

Se desconocen a ciencia cierta las razones del por qué la tropa hubiese tomado contacto con Figueroa, pero el caso es que como él no se encontraba junto a los rebelados desde el comienzo, al conocer lo ocurrido partió de inmediato a ponerse en contacto con ellos. Encabezó su grupo hacia la plazuela del consulado, creyendo encontrar a los miembros de la Junta y del cabildo, pero la encontró desierta.

El descabellado motín fue el más completo fracaso. Después de un corto encuentro en la plaza de armas, los sublevados se desbandaron, mientras el cabecilla se refugiaba en el convento de Santo Domingo. Sacado de allí, fue sometido a juicio y condenado a muerte horas después. Para no dar lugar a la clemencia de la aristocracia, el vocal de la Junta Juan Martínez de Rozas hizo aplicar la sentencia en la misma noche.

Aunque Figueroa murió sin delatar a nadie, se culpó a la Real Audiencia, que fue suprimida (junio de 1811).

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