En la mitología griega, Tetis era la madre de Aquiles. Ella no podía soportar que los siete hijos que tuvo antes de Aquiles fueran simples mortales igual que su esposo Peleo.

Tetis (la de los pies argénteos), era una ninfa del mar, una de las cincuenta nereidas, hijas del dios de los mares Nereo, y de la oceánide Doris, era nieta de los titanes. Fue educada por Hera.

Desde que nacían sus hijos intentaba hacerlos inmortales, para ello, los arrojaba al fuego con la intención de que se les secara la humedad que les dotaba de vida humana, y les purificara de una llama pura y deslumbrante.

Pero sus hijos se consumían en el fuego y perecían. Peleo sufría las pérdidas y se sentía destrozado. Así que, cuando nació Aquiles, decide que debe intentar salvarlo y atrapa al niño mientras la madre lo arroja al fuego, pero no pudo evitar que se le quemara el talón.

El padre consigue el talón de un centauro muy veloz, y lo sustituye por el talón quemado del niño, lo que le proporciona una gran velocidad. Otra versión del origen de Aquiles cuenta que su madre, al no poder arrojarlo al fuego para hacerlo inmortal, lo sumergió en las aguas del río que separa los muertos de los vivos, llamado Éstige.

Cuando lo sumerge en el río lo sujeta por el talón, que es la única parte del cuerpo que no entra en contacto con el agua y queda sin protección.

Aquiles no solo era el guerrero más veloz, sino que era invulnerable a las heridas de las batallas, salvo si lo hieren en el talón.

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