Argos era un gigante de la mitología griega, normalmente conocido como Panoptes para distinguirlo de los numerosos otros individuos llamados Argos que aparecen en los cuentos mitológicos.

Dicho personaje tenía una estatura gigantesca y una fuerza inmensa, pero lo que lo distinguió fue el hecho de que estaba adornado con cien ojos que lo veían todo. De ahí el sufijo Panoptes, que significa “todo lo que ve”.

Los ojos estaban esparcidos por su cuerpo, o simplemente se encontraban sobre su gigantesca cabeza. Como resultado de tener tantos ojos, se decía que Panoptes siempre estaba despierto, ya que sólo dos ojos se dormían a la vez, lo que aseguraba que 98 ojos estuviesen vigilantes.

Zeus envió a su hijo divino favorito Hermes para rescatar a Io. Aunque era un maestro ladrón, Hermes no podía simplemente robar la vaquilla, porque el multifocal y exótico personaje veía todo lo que estaba pasando. Entonces, el enviado de Zeus se disfrazó de otro pastor y fue a sentarse junto al gigante a la sombra.

Hermes comenzó a relatar varias historias de los dioses, mientras tocaba música relajante en sus tubos de caña. El día se acercaba, y la suave música hacía que un ojo tras otro se cerrara mientras el sueño se apoderaba del siempre despierto Argos Panoptes. Finalmente, todos los ojos del gigante se cerraron, y entonces aquel lo golpeó, ya sea matando al gigante con una piedra, o cortando su cabeza.

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