Situada a orillas del río Escalda, Amberes con más de 500 000 habitantes, es la segunda ciudad más importante de Bélgica, medieval y contemporánea a la vez, cuna de artistas como Rubens y Anthony Van Dyck.​ La ciudad fue sede de los Juegos Olímpicos de 1920.

Desde el 1447, barcos procedentes de la India y África descargaban diamantes en el puerto de Amberes. Poco tiempo después, fue creado el primer gremio de talladores de diamante.

La ciudad de Amberes estaba al alcance de muy pocas urbes del mundo hasta el punto que los principales edificios de la Plaza Mayor, Grote Markt, como el ayuntamiento y las casas gremiales, son de esa época.

Siglos después, las 35 000 personas que trabajan en este sector hacen que Amberes sea conocida como la “Capital Mundial de los Diamantes”.

No es casualidad que el nuevo edificio Havenhuis, diseñado por Zaha Hadid, sea un diamante con forma de barco. Toda la industria del diamante se encuentra entorno a cuatro calles donde se concentra el 80% del negocio mundial de la compra y venta de estas piedras preciosas.

El 86% de los diamantes brutos y el 50% de los pulidos de todo el mundo han pasado por Amberes, por lo que no es una locura decir que casi todos los diamantes del mundo han pasado alguna vez por la ciudad.

Solo el 5% de esas piedras se dedican a la joyería, siendo la industria farmacéutica o la tecnológica la que más demanda estas piedras famosas por su extrema dureza.

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