El partido entre Rumania y Perú, jugado el 14 de julio de 1930 en Montevideo, es el de menor asistencia de público en la historia de los mundiales.

Las investigaciones actuales señalan que fue presenciado por solo unos 300 espectadores, aunque según el registro oficial acudieron a verlo 2.459 personas, un número inflado con finalidades propagandísticas.

Tan baja concurrencia se habría debido al exiguo interés que suscitaban, en ese entonces, los equipos de ambos seleccionados.

Además ese fue el primer partido del grupo 3, el cual estaba constituido por los dos países nombrados y Uruguay, el anfitrión, el que sí despertaba enormes expectativas por el excelente nivel de sus jugadores. Por lo cual se deduce que el público simplemente priorizó asistir a los partidos donde jugase Uruguay.

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