El término hormiga guerrera, hormiga legionaria o marabunta, se aplica a más de 200 especies de hormigas de diferentes subfamilias y géneros, que se caracterizan por su agresivo comportamiento depredador, su carácter nómada y sus incursiones o «razias» en las que un enorme número de hormigas (de 100 000 a 2 000 000 de obreras adultas en columnas de hasta 20 m de ancho y 200 m de largo) se adentran en un área, atacando a sus presas en masa.

Otro rasgo que comparten es que, a diferencia de la mayor parte de especies de hormigas, estos «ejércitos» no construyen hormigueros permanentes, y una colonia de hormigas guerreras se mueve casi sin cesar durante su existencia. Todas las especies son miembros de la familia Formicidae, pero hasta fechas recientes se creía que varios grupos habían desarrollado de forma independiente el mismo síndrome ecológico y de comportamiento básico.

Estas hormigas por ninguna razón cazan seres humanos, pero si se deben dejar solas ya que muerden muy duro en defensa propia. Sus mandíbulas son tan fuertes, que algunas culturas nativas del este de África han utilizado las hormigas para suturar heridas. Juntan los bordes de la herida y aplican una hormiga para que los muerda; cuando el insecto lo hace, le retuercen el cuello rápidamente, quedando las mandíbulas rígidas al morir, actuando como fantásticos puntos de sutura. La utilización de múltiples hormigas tiene entonces un efecto similar a la costura de la herida.

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